Últimamente me ha rondado por la cabeza el concepto de vivir una vida por diseño y no por la casualidad de las circunstancias. Por supuesto que las cosas suceden y no tenemos control alguno sobre eso, pero siempre he creído que, lo que sí está en nuestro control, es cómo reaccionamos y qué obtenemos de cada situación. Es por eso que cuando escuché por primera vez esa frase de “diseñar tu vida”, me hizo tanto sentido y se me quedó dando vueltas.
En el viaje de la existencia, nos encontramos en un constante cruce de caminos, enfrentados con decisiones que delinean el curso de nuestras vidas. La elección entre vivir una vida por diseño o por casualidad radica en la capacidad de tomar decisiones conscientes y deliberadas.
Vivir una vida por casualidad implica permitir que las circunstancias externas y las corrientes de la vida nos lleven, sin un rumbo fijo. Es como ceder el timón a la incertidumbre y confiar en que todo se desarrollará como debe sin hacer nada al respecto, y aunque esta perspectiva puede regalarnos una sensación efímera de libertad, también puede llevar a la sensación de falta de propósito y control.
Por otro lado, vivir una vida por diseño implica tomar el control de nuestro destino, ¿Cómo? a través de tomar decisiones. Diseñar nuestra vida es reconocer que nuestras decisiones son las arquitectas de nuestro destino y que cada elección, por pequeña que sea, suma a la construcción única de nuestra existencia. Significa no ser sólo un espectador, sino el protagonista activo y consciente de nuestra propia narrativa.
La toma de decisiones conscientes pone frente a nosotros la oportunidad de definir nuestras metas, aspiraciones, valores y la persona que queremos ser. Nos permite trazar un curso que refleje nuestra auténtica identidad y nos acerque a la realización de nuestros sueños. Cada elección se convierte en un pilar que sustenta la estructura de nuestra vida, dándole forma y significado.
Por supuesto que, aunque seamos los diseñadores de nuestras vidas, no podemos evitar la incertidumbre ni el riesgo, pero son éstas variables las que llenan de vitalidad y emoción nuestro camino. Cada desafío y cada error, se convierten en una lección que nos obliga a crecer y ajustar nuestro curso con consciencia. En lugar de temer la incertidumbre, hay que abrazarla como parte intrínseca de la experiencia humana.
Vivir una vida por diseño requiere valentía para tomar decisiones conscientes, para ser el autor de nuestra propia historia en lugar de ser un personaje secundario. En cada elección, encontramos la oportunidad de esculpir la obra maestra, nuestra vida. Abracemos la capacidad de decidir, forjando un camino que refleje nuestro verdadero ser. La vida por diseño es un viaje de autenticidad y autodeterminación, y solo a través de la toma de decisiones conscientes podemos alcanzar su pleno potencial.