Mientras leía un gran libro titulado “Cuando todo se derrumba” de Pema Chödrön, me encontré con ésta frase poderosa que me dejó pensando, y en ésta newsletter quisiera dejar una breve reflexión acerca de ella.
Por supuesto que me vi reflejado de mil maneras en ésta frase, a lo largo de mi vida muchas veces me perdí por mimetizarme con mis ex parejas. Dejé a un lado mi individualidad por saltar a los gustos y decisiones de alguien más, olvidándome de mi esencia y dejando de conectar conmigo en distintas situaciones. Simplemente todo lo hacía de la mano de alguien más, siempre acompañado, siempre involucrado, y aunque siempre debe existir ese nivel de compañía y apoyo, fácilmente puede volverse tóxico para ambas partes.
Ha pasado ya un tiempo desde la última vez que caí en esa forma de accionar, y en su momento, fue un tema de terapia. La verdad hoy me siento lejos de ese comportamiento pero leyendo este libro fascinante, no pude evitar verme años atrás.
Todos los seres creamos nuestro propio camino por caminar, tenemos y atravesamos nuestros propios procesos, nuestros propios aprendizajes, nuestras propias metas, sueños, experiencias y nuestra propia línea de vida. Es muy importante no perder esto de vista en cualquier tipo de relación. Cada uno tiene su propia vida por vivir y es nuestra decisión compartirla, pero sin imponer al otro nuestra visión, nuestra manera de pensar ni nuestra escala de valores. Aunque caminemos juntos, cada uno da sus propios pasos. No lo olvides, no te olvides.