En mi post pasado acerca de la mentalidad del búfalo, compartí las ventajas de caminar hacia la tormenta y enfrentarla. Éstos meses, en mi vida, han sido de tormentas, obviamente han habido días de calma pero, en general, la tormenta se ha vuelto a formar y a caer. Así como el búfalo, decidí enfrentar la tormenta, caminar hacia ella y atravesarla con valentía, pero he de aceptar que no ha sido fácil.
Según yo, he tenido el pecho en alto y he caminado con firmeza y, a nivel intelectual, he hecho todo lo que se supone que tengo que hacer para salir avante de esto, sin embargo, mi cuerpo me ha demostrado que todo es un proceso que necesita constancia, calma y muchas ganas para seguir adelante. ¿Por qué digo que mi cuerpo me dice otra cosa? Pues porque la tensión muscular en cuello y espalda, no se dejaron esperar y están más presentes que nunca, la ansiedad volvió a hospedarse en la boca del estómago y no me ha permitido respirar tranquilo, el corazón se ha hecho presente con latidos fuertes y a una velocidad considerable, el cansancio se ha apoderado de cada célula de mi cuerpo y mi concentración se ha visto comprometida en cada aspecto de mi día a día.
Es muy interesante darme cuenta de que, a pesar del camino recorrido en cuanto a crecimiento personal, terapia, introspección emocional y espiritual a través de los años, y aún contando con una dotación importante de herramientas para atravesar éstas tormentas, me siga sorprendiendo a mí mismo atrapado en mis pensamientos, en las emociones que éstos generan y en la incomodidad absurda de la ansiedad. Me gusta pensar o, mejor dicho, elijo pensar que ésta tormenta no es más que una nueva oportunidad de observarme y utilizar dichas herramientas para salir victorioso de los procesos de la vida, si, saldré empapado y con frío, quizá muy cansado y sin energía, pero saldré de ella.
No, no es que esté pensando de manera positiva, más bien, viendo hacia atrás a mi propia historia de vida, he atravesado incontables momentos de aguas agitadas y siempre he salido de ellas, a veces muy golpeado y otras no tanto. Así es que por la propia estadística de mi vida y por la naturaleza de la impermanencia, sé que la calma va a llegar. Depende de mí, qué tan golpeado saldré esta vez.
Comparto esto sólo como una breve reflexión para abrirme y dejarte saber que, si estás pasando por alguna situación incómoda, que sepas que no estás sola, que no eres el único y que todos estamos juntos en este viaje. Que a veces estamos en calma y otras en aguas turbulentas, pero que tenemos la capacidad de navegarlas y que los vientos huracanados siempre se desvanecen.
Que sea una bonita semana.
Muy buena reflexión para todos los que nos identifiquemos con tu momento! …
Ánimo, fuerte abrazo estimado Vince !